Tengo la culpa. Y me arrepiento. Pero sigo siendo lo suficientemente cobarde como para no arriesgarme por mi felicidad. No quiero jugar, no quiero arriesgar, no quiero perder más de lo que ya perdí.
Y aunque tengo miedo, estoy pensando en igualmente arriesgar, si no tengo nada, no pierdo nada, y yo nada tengo sin tu amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario