40 días y festejo mis 15.

Me siento bien, alegre, feliz, tengo toda la onda por solo saber que a la mayoria de las personas que invite a mi fiesta de 15, les gustó mi tarjeta. Pero al pasar un rato, hace menos de una hora, algo me llamó la atención, no, no fue eso, algo me quedo picando, me dejo con la duda, o con el remordimiento, y la insatisfacción de que no voy a poder invitar a una persona a mis 15. Tenía demasiadas ganas de que aparezca en mi lista, de poder poner su nombre en el sobre, de tener la posibilidad de ir y darle la tarjeta, pero no, simplemente no me da la cara, soy muy "mandada" pero tampoco para tanto, tampoco para invitar a alguien con quien ni siquiera me hablo, y lo invitaría solo porque es una de las personas que más amo, porque es una de las más importantes en mi vida, y me encantaría que estuviera compartiendo conmigo un momento tan especial como mi fiesta 15. Todavía sigo en duda, en invitarlo o no, estoy en "la cuerda floja", en la raya que separa el sí, y el no. Estoy en un "tal vez". Estoy en la cuerda floja, en ese 'no', porque todas las veces que fui a hablar, con la mejor onda, terminaba todo mal, y no quisiera ir a entregar una tarjeta en el que te invito a uno de los mejores momentos de mi vida, y me trates mal, simplemente no encuentro sentido y me haría sentir mal. Ok, necesito descargarme, y esto no me alcanza, y encima si te invito, tengo que sacar a alguna persona de la lista, ok, muero.